LA EDUCACIÓN EN PELIGRO
La
importancia del derecho a la educación dentro de la estructura de
los Derechos Humanos radica en su posición de fundamento y sustento
de los demás derechos. Recibir la educación en un sentido amplio
abre la puerta al ejercicio otros derechos, conduce a una sociedad
abierta y libre, permite erradicar los defectos que llevaron a la
destrucción y a la barbarie. Su interpretación restrictiva conduce
a un espejismo de libertad, a una sociedad débil dispuesta a ser
víctima de los totalitarismos y fundamentalismos populistas, abocada
a su desaparición, a su extinción.
El
derecho a la educación se considera de vital importancia en los
países no desarrollados donde no hay escuelas, donde no hay
educación. Generalmente se entiende que el derecho a la educación
se reclama para enfrentarse al analfabetismo. En los países
desarrollados con escolarización universal y sistemas de educación
establecidos no parece tener ningún problema, todos están
escolarizados no hay analfabetismo. De hecho, los informes sobre
Derechos Humanos en los países desarrollados ni siquiera tratan del
Derecho a la Educación, no lo mencionan. Sea porque centran su
interés en las violaciones de derechos más importantes que afectan
a la vida y subsistencia de las personas o porque el derecho a la
educación tiene un notable grado de cumplimento, el hecho es que no
le prestan ninguna atención.
En
los países desarrollados también se encuentran importantes
agresiones contra el Derecho a la Educación. Algunos Estados
utilizan entramados legales y vericuetos administrativos para limitar
su ejercicio, porque el núcleo duro del derecho a la educación
establece un limite muy fuerte al poder del Estado. Los Derechos
Humanos se crean frente al Estado, no se puede esperar más que
reparos y dilaciones.
Los
sistemas educativos en los países occidentales son un despliegue
impresionante de la capacidad del Estado, pero a cambio se reserva su
control ideológico. Siempre habrá quien piense que merece la pena
pagar ese precio. Es un error, las libertades económicas, sociales y
culturales no admiten grados. O se puede actuar libremente o no se
puede estar satisfecho, los grados no son suficientes. O se está por
la libertad individual defendida en la Declaración o se está por la
servidumbre al Estado.
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